Tú lo haces posible
2020 pasará –ya ha pasado– a la historia como el año en el que nos enfrentamos a la crisis sanitaria más globalizada y con más consecuencias para la humanidad, la que nos trajo el virus SARS-CoV-2, el causante de la enfermedad COVID-19. En noviembre me incorporé a Educo junto con Guiomar Todó, directora general adjunta, y vivimos con intensidad cómo la entidad se adaptaba a esta situación tan inesperada.
La pandemia dio lugar a cambios importantes en las actividades que teníamos planificadas y, tras una valoración de las necesidades, reorientamos gran parte de nuestros proyectos hacia actividades de respuesta a la emergencia como la distribución de alimentos, kits de higiene y kits lúdicos, actividades de educación en emergencias y apoyo a la educación online, apoyo psicosocial e iniciativas de transferencia de dinero en efectivo para las familias más vulnerables.
Este año puso a prueba nuestra capacidad de adaptación para seguir estando cerca de los niños y las niñas y responder a sus necesidades en los momentos más difíciles, los de las situaciones humanitarias. Puedo decir que me he sentido orgullosa de cómo, en todos los países, en contextos muy difíciles, hemos sabido estar a la altura.
En 2020 empezamos, además, a implementar proyectos en Níger, concretamente en el departamento de Ouallam, centrados en ofrecer una educación equitativa e inclusiva a los niños y las niñas refugiados y desplazados internos afectados por la crisis de seguridad en la región, otro buen ejemplo de la importancia y urgencia de la educación en los contextos más difíciles. Y también publicamos nuestro Marco de Impacto Global 2020-2030 para guiar nuestras acciones y con ellas dar respuesta a los retos de un mundo cambiante.
Sí, ha sido un año difícil para todos y todas, pero también hay que reconocer y agradecer todos los ejemplos de solidaridad que hemos vivido. Todo lo conseguido es gracias a las personas que formáis parte de Educo, que compartís la preocupación por el bienestar de los niños y las niñas y habéis decidido apoyar de una u otra forma nuestro trabajo, que creéis en la educación como la forma de afrontar de raíz las situaciones de desigualdad a las que nos enfrentamos. Me siento feliz de asumir la Dirección de esta organización y me pongo a vuestra disposición para seguir trabajando juntas. Un afectuoso saludo,
“Todo lo conseguido es gracias a las personas que formáis parte de Educo, que compartís la preocupación por el bienestar de los niños y las niñas”
Pilar Orenes
Directora de Educo
En marzo de 2020 más de 400.000 niños y niñas que participan en nuestros proyectos se quedaron sin clase de un día para otro. Más de 1.500 millones de alumnos de 165 países en todo el mundo. La gran mayoría de las tres mil escuelas con las que colaboramos en trece países cerraron sus puertas. Y ante esta situación de emergencia tuvimos que adaptar nuestras acciones lo más rápido posible. Centrarnos en prevenir los contagios, garantizar el acceso a la educación y proteger a la infancia.
El esfuerzo ha sido mucho y todavía nos queda mucho por recorrer, pero estamos satisfechos del camino realizado al lado de las familias más vulnerables para aliviar su sufrimiento y cubrir sus necesidades básicas, pero también velar por su recuperación tras la crisis.
A pesar de las dificultades los niños y las niñas han demostrado su fortaleza y, como cada día, nos han dado una gran lección. Nunca se es ni demasiado pequeño, ni los problemas son demasiado grandes. Seamos como seamos podemos contribuir a cambiar el mundo.
Tienen las capacidades, les sobra creatividad y energía, su ilusión por vivir y descubrir puede mover montañas.
No existe una representación del mundo correcta. Cualquier mapamundi muestra una posición ideológica y política y es una forma de ver, entender y contar el mundo. ¿Y si el norte fuera el sur y el sur, el norte? ¿Nuestra concepción del mundo tiene que ver con cómo lo representamos? Un simple gesto como darle la vuelta nos hace repensar el mundo y mirarlo con espíritu crítico.
178 proyectos, 4.800 escuelas, 1.603.299 niñas, niños adolescentes y jóvenes, 1.931.736 personas adultas. Total población participante en nuestros proyectos, 3.535.035
Nuestra prioridad es trabajar para y con niños, niñas y adolescentes, así como con sus familias y comunidades, especialmente con quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, tanto si forman parte del programa de apadrinamiento institucional como si no participan directamente en él.
La vida de Mariam ejemplifica la vida que queremos para todas las niñas y los niños, con la educación como derecho fundamental que posibilita y refuerza el ejercicio de los demás derechos. Que disfruta de espacios de participación y la sociedad en la que vive se preocupa por su protección y garantiza que crece en un entorno saludable y libre de toda violencia.
Y todo ello incluso en situaciones de emergencia, conflicto o desastres naturales, cuando los niños y las niñas deben continuar con su educación en espacios seguros y protectores.
Educación de calidad y segura para todos y todas
Es la tercera de cuatro hijos de una familia de una aldea de Malí. Mariam tiene 11 años y estudia quinto de primaria. Sus dos hermanos pequeños tienen 3 y 5 años y están en la misma escuela que ella, en educación infantil. Las clases son en el idioma local y están adaptadas a los niños y las niñas con discapacidad. La hermana mayor de Mariam ya está estudiando secundaria. Sus padres no pudieron estudiar, pero los cuatro hijos, tanto los chicos como las chicas, podrán seguir estudiando y llegar a la universidad, si es lo que quieren.
En la escuela no solo han dado materias como Matemáticas, Lengua y Geografía, también a han aprendido a compartir y respetar. Siempre que ha surgido un problema lo han tratado en clase y la gestión del conflicto les ha ayudado a ponerse en el lugar de las otras personas y ser más tolerantes. También han aprendido a cuidar y respetar el medioambiente y han llevado esos conocimientos a sus hogares.
Su familia forma parte de la comunidad educativa y se implica en las acciones que la escuela propone. Juntos han participado en formaciones en las que han aprendido sobre el buen trato y han desaprendido dinámicas de violencia que tenían interiorizadas. Comprenden que el aprendizaje es un proceso que dura toda la vida y nunca se es demasiado mayor para seguir aprendiendo.
Mariam y su hermana tienen las mismas oportunidades que sus hermanos. No serán obligadas a casarse ni a tener hijos antes de tiempo. Y cuando lo hagan, si así lo desean, estarán preparadas para cuidarlos, defender sus derechos y apoyar su educación para que se desarrollen de forma plena.
Fin de la violencia y la explotación infantil
Desde bien pequeña Mariam conoce sus derechos y sabe cómo protegerse de la violencia, detectar cuándo la está sufriendo y pedir ayuda si siente que está siendo víctima de cualquier forma de violencia, maltrato, negligencia o explotación. Su seguridad y la de sus hermanos y hermana es una prioridad no solo para su familia sino también para toda su comunidad.
Su hogar y su escuela son los sitios donde se siente más segura. La relación con su familia está basada en el buen trato. Ella se siente querida, protegida, aceptada y reconocida y, a pesar de que a veces surge el conflicto, lo hablan y lo solucionan de forma positiva, sin caer en dinámicas de comunicación o actitudes violentas.
Hace tiempo que en su entorno se ha abandonado el matrimonio y el trabajo infantil. La población y sus instituciones velan porque los niños y las niñas de la aldea no realicen prácticas peligrosas y se dediquen a lo que todos los niños y las niñas deben dedicarse: jugar, crecer y aprender. Saben que la educación es la herramienta fundamental para romper el círculo de la pobreza y para que las nuevas generaciones aporten riqueza, no solo material, sino también intelectual, a sus comunidades.
El respeto a la infancia pasa también por el respeto al medioambiente. Mariam y sus amigos disfrutan de la naturaleza y saben que para tener una vida buena deben devolver el bienestar que les ofrece la naturaleza cuidándola y no ensuciándola.
Empoderamiento y educación para la ciudadanía global
La aldea donde vive Mariam y su familia está a dos horas y media de la capital. Para la población en general es complicado participar en la vida pública y en las políticas de la Administración central más allá de participar en las elecciones nacionales. En la comunidad, en cambio, tanto niños, niñas, adolescentes y adultos pueden intervenir en la toma de decisiones y elaborar de forma colectiva propuestas sobre aspectos que les afectan directamente.
Mariam forma parte de la asociación infantil de su aldea, un espacio que sirve para que los niños y las niñas expresen sus necesidades y hagan propuestas que las autoridades locales recogen en sus políticas y que sirven para mejorar la comunidad. Pero, sobre todo, la asociación es importante porque aquí niños y niñas aprenden participar, a deliberar y a construir colectivamente.
En el último año la asociación infantil ha hecho varias propuestas al gobierno local. El cuidado de la naturaleza es de las cosas que más le preocupan, y ya han logrado que se cuente con un servicio semanal de recogida de basura y disminuir la contaminación de su comunidad.
La infancia, además, conoce sus derechos y sabe cómo reclamar a los gobiernos que elaboren leyes, políticas y estructuras efectivas para garantizarlos. También las familias, la comunidad y la ciudadanía en general sabe que una de sus funciones es proteger a los niños y a las niñas y exigir a las autoridades que lo hagan.
Educación en situaciones de emergencia
Mariam y su familia tuvieron que huir de su pueblo natal por razones de inseguridad. Ella no quería irse, pero su vida y la de su familia corría peligro, así que tuvieron que marcharse de forma precipitada y lanzarse a un viaje largo y muy duro. Actualmente vive con su familia en una aldea en la que nunca antes había estado, un lugar donde la comunidad los ha acogido mostrando mucha solidaridad y apoyo.
Tanto Mariam como sus hermanos han podido inscribirse en la escuela de la nueva aldea. Han recibido material educativo y han asistido a cursos intensivos que les han permitido recuperar el aprendizaje perdido durante el desplazamiento. También han recibido apoyo psicosocial y reciben un almuerzo rico y nutritivo a diario. Poco a poco Mariam se muestra más satisfecha de vivir en la nueva aldea, tiene nuevas amistades, con las que juega y se divierte.
Mariam, su familia y la comunidad saben que tras un desastre o crisis humanitaria las niñas y los niños corren más riesgo de ser explotados sexual o laboralmente, en caso de desplazamiento pueden ser separados de sus familiares, dejar de asistir a la escuela y sufrir violencia y estrés, entre otras situaciones peligrosas.
Tras el desplazamiento, Mariam y su familia han tenido la oportunidad de participar y liderar actividades para prevenir estos riesgos y saber cómo actuar en caso de que una niña o un niño los sufra. Ella se siente protegida, querida y más fuerte para prevenir y recuperarse de las situaciones adversas.
TOTAL INGRESOS: 39.793.121€
TOTAL GASTOS: 39.793.121€
TOTAL INVERSIÓN EN PROYECTOS: 32.488.545€
BASE SOCIAL
El apoyo de nuestros padrinos y madrinas, personas socias, donantes y colaboradores en general, así como de empresas e instituciones públicas, hace posible que día a día trabajemos para mejorar las condiciones de vida de la infancia más vulnerable. Un año más queremos darles las gracias por ayudarnos a construir un sistema global más justo, sostenible e igualitario.
Somos una ONG diferente, fresca e innovadora. Sobre todo, comprometida con nuestro cometido y nuestros fines fundacionales.
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